Me enseñaste a que merecía más amor,
y que siempre una persona podía recibir amor y respeto sobre todas las cosas,
me enseñaste a calmarme cuando todo se veía negro,
y que siempre hay solución a todo,
aunque al último decidimos no darla,
aún así me enseñaste eso...
Me enseñaste a hacer fideos a lo italiano,
a mirar las estrellas con abrazos y besos,
A caminar lento y vivir el presente,
a cenar cremas con pan de ajo,
a qué todo saldrá bien...
Mentí cuando dije que no me habías enseñado algo o dejado algo...
no debí dejar que me invadiera el orgullo y la rabia.